BURGOS SCOOTER FESTIVAL
Vidas disfrutadas a velocidad de Vespa
Entre 80 y 100 aficionados a las 'scooter' participan este fin de semana en la primera cita del calendario de concentraciones que marca parada y fonda en Burgos
Dom, 07/04/2013
N. E. / Burgos
La vida debería vivirse a la velocidad que permite una moto Vespa. Circulando por carreteras secundarias, disfrutando de los paisajes y aprendiendo de cada detalle alrededor. Una vida que transcurra lenta y endulzada con música de cualquier estilo, pero que infunda ritmo a la existencia humana. Sin embargo, la vida obliga a ir como bólidos circulando por autovías, en las que predomina el color gris, sin saber muy bien cuál es la salida que se debe tomar.
Esta es una de las ideas que comparten los aficionados a los 'scooter' quienes sí, son moteros, pero tienen su punto de romanticismo. Por eso aunque llueva, nieve o la temperatura apenas supere los tres grados centígrados han sido fieles a su pasión. Y este fin de semana están celebrando en Burgos la cuarta edición del Burgos Scooter Festival, un evento en el que las protagonistas son las marcas Vespa y Lambretta.
Ayer se daban cita en el Paseo del Espolón para luego partir hasta Sotopalacios donde celebraron un almuerzo en el que disfrutaron de la típica gastronomía burgalesa. Entre las actividades del fin de semana, numerosas relacionadas con la música, otra de sus pasiones.
Cerca de un centenar de moteros se han dado cita en la primera concentración del calendario 'scooterista', la que se celebra en Burgos. A lo largo de 2013 la agenda de eventos les llevará por decenas de ciudades, como explica Gonzalo Letona, secretario del Scooter Club de Burgos.
Hasta la cita burgalesa han llegado aficionados desde las provincias limítrofes, su edad media va superando la treintena. Tienen ocupaciones variadas, pero les une la pasión por subirse a una de estas motos italianas de los años 50 y 60.
A esta concentración acuden motos clásicas, originales de aquellos primeros años 60, muchas que han sido restauradas y puestas al día, y otras son completamente nuevas. «Algunas de estas motos han aparecido en pajares de los pueblos, que las tenían nuestros abuelos y ahora las hemos puesto en marcha», aseguraba Letona, que recuerda que cuando surgieron estos vehículos estaban pensados para quienes no podían acceder a un coche por motivos económicos. Una de las más antiguas es de 1961, ha sido restaurada íntegramente y ahora vuelve a rodar por carreteras secundarias.
Los 'scooteristas', como así se denominan, tienen un gran interés por la estética y por la música de los años 60, en definitiva por la cultura 'Mod'. «Las vespas no se hicieron para correr, nos gusta parar y disfrutar de los lugares por los que pasamos», aseguraba Gonzalo Letona.
Al Burgos Scooter Festival han llegado valientes que no dudaron en atravesar el viernes, con nieve, el puerto de Pajares, procedentes de Asturias, para disfrutar de un fin de semana con los amigos. Los que han llegado de Valladolid rodando también han pasado lo suyo.
Muchos han venido sobre estas dos ruedas, pero otros disponen de remolque o de furgoneta para hacer los viajes largos y ya, en el lugar de destino, disfrutan de la moto.
David Maroto, otro de fundadores de la asociación burgalesa, recuerda que el Scooter Club de Burgos se creó en 2009. Las redes sociales ayudaron a formar este grupo que se reúne cada jueves en el café Carabás, de la capital burgalesa, y donde pueden dirigirse todos los interesados en las motos y en la filosofía de vida.
La afición a la Vespa y a la Lambretta puede salir más o menos cara en función de la disponibilidad de cada usuario. Así, hay motos de 9.000 euros y otras que no superan los 1.000 euros, «pero no es el precio lo que nos importa sino el cariño a la máquina», afirma Maroto.
La vida debería vivirse a la velocidad que permite una moto Vespa. Circulando por carreteras secundarias, disfrutando de los paisajes y aprendiendo de cada detalle alrededor. Una vida que transcurra lenta y endulzada con música de cualquier estilo, pero que infunda ritmo a la existencia humana. Sin embargo, la vida obliga a ir como bólidos circulando por autovías, en las que predomina el color gris, sin saber muy bien cuál es la salida que se debe tomar.
Esta es una de las ideas que comparten los aficionados a los 'scooter' quienes sí, son moteros, pero tienen su punto de romanticismo. Por eso aunque llueva, nieve o la temperatura apenas supere los tres grados centígrados han sido fieles a su pasión. Y este fin de semana están celebrando en Burgos la cuarta edición del Burgos Scooter Festival, un evento en el que las protagonistas son las marcas Vespa y Lambretta.
Ayer se daban cita en el Paseo del Espolón para luego partir hasta Sotopalacios donde celebraron un almuerzo en el que disfrutaron de la típica gastronomía burgalesa. Entre las actividades del fin de semana, numerosas relacionadas con la música, otra de sus pasiones.
Cerca de un centenar de moteros se han dado cita en la primera concentración del calendario 'scooterista', la que se celebra en Burgos. A lo largo de 2013 la agenda de eventos les llevará por decenas de ciudades, como explica Gonzalo Letona, secretario del Scooter Club de Burgos.
Hasta la cita burgalesa han llegado aficionados desde las provincias limítrofes, su edad media va superando la treintena. Tienen ocupaciones variadas, pero les une la pasión por subirse a una de estas motos italianas de los años 50 y 60.
A esta concentración acuden motos clásicas, originales de aquellos primeros años 60, muchas que han sido restauradas y puestas al día, y otras son completamente nuevas. «Algunas de estas motos han aparecido en pajares de los pueblos, que las tenían nuestros abuelos y ahora las hemos puesto en marcha», aseguraba Letona, que recuerda que cuando surgieron estos vehículos estaban pensados para quienes no podían acceder a un coche por motivos económicos. Una de las más antiguas es de 1961, ha sido restaurada íntegramente y ahora vuelve a rodar por carreteras secundarias.
Los 'scooteristas', como así se denominan, tienen un gran interés por la estética y por la música de los años 60, en definitiva por la cultura 'Mod'. «Las vespas no se hicieron para correr, nos gusta parar y disfrutar de los lugares por los que pasamos», aseguraba Gonzalo Letona.
Al Burgos Scooter Festival han llegado valientes que no dudaron en atravesar el viernes, con nieve, el puerto de Pajares, procedentes de Asturias, para disfrutar de un fin de semana con los amigos. Los que han llegado de Valladolid rodando también han pasado lo suyo.
Muchos han venido sobre estas dos ruedas, pero otros disponen de remolque o de furgoneta para hacer los viajes largos y ya, en el lugar de destino, disfrutan de la moto.
David Maroto, otro de fundadores de la asociación burgalesa, recuerda que el Scooter Club de Burgos se creó en 2009. Las redes sociales ayudaron a formar este grupo que se reúne cada jueves en el café Carabás, de la capital burgalesa, y donde pueden dirigirse todos los interesados en las motos y en la filosofía de vida.
La afición a la Vespa y a la Lambretta puede salir más o menos cara en función de la disponibilidad de cada usuario. Así, hay motos de 9.000 euros y otras que no superan los 1.000 euros, «pero no es el precio lo que nos importa sino el cariño a la máquina», afirma Maroto.
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